Walter Benjamin: El sueño de vivir

En ocasion de la publicación de su libro sobre Walter Benjamin, Ami Bouganim concedió el siguiente reportaje a un periódico frances, que aquí reproducimos con su gentil aprobación.

Walter Benjamín: El sueño de vivir (Entrevista con Ami Bouganim)

Se han publicado los últimos años muchos libros consagrados a Walter Benjamín. Cual es el aporte novedoso de su trabajo? ¿Que aporta de original?

El presente trabajo se propone reconstituir el taller de creación de Benjamín. Es a la vez una biografía intelectual y una presentación de su obra. Retiene los materiales que determinaron la orientación espiritual del autor e inspirado sus tesis. Sitúa la obra de Benjamín en el cruce del judaísmo, de la filosofía, de la literatura y del arte, retrazando su vida para mejor aprehender sus posiciones y escrutando aquellas para poner al descubierto al personaje. En el caso de Benjamín, este método es un desafío por múltiples razones. Primero, porque Benjamín era un gran vacilante, se basculó entre el judaísmo y el marxismo, la mística y la filología, la poesía y la literatura. Se entusiasmaba por los más extraños pensamientos, el barroco o el Blanquismo. El no sabia que pensar, donde ir, que proponer. Luego, por que nos ha dejado solamente artículos y fragmentos que no siempre sabemos como organizar. Se trataba de un aficionado –en el sentido noble del término– del pensamiento, y es en tanto que tal que vivió, como un vagabundo husmeando en las bibliotecas iluminaciones que presuntamente debían suscitar, prácticamente de ellas mismas, una filosofía. El no proponía nada menos que legarnos un nuevo modo de practicar el pensamiento, y desapareció, como la mayor parte de nosotros, sin haber comprendido cual es el sentido del mundo ni cual seria la mejor vocación para otorgar un sentido a su vida. Benjamín tergiversaba tanto, sacudido por las religiones, los pensamientos, las artes y las guerras, que instaló a sus costos una nueva manera ser en el mundo, de pensar y de reconocer que la vida no es quizás que una migaja de un fantasma que nos desborda por todos lados. Este libro pone en escena el personaje de Benjamín en el taller de una creación que nos ha dejado intuiciones luminosas sin internarnos en un sistema de pensamiento o en un sermón filosófico. Se distingue de los otros por los riesgos que toma proponiendo el montaje de una obra de la que disponemos solo de los materiales. Para mejor comprender, deberíamos imaginar a Benjamín en tanto que cineasta que no nos habría dejando que tomas, en sus artículos, reseñas, acotaciones, citas, a cargo del lector o del critico para montarlos no ya en una obra sino en un film.

¿Que representa de hecho WB para el pensamiento judío del siglo XX. En que consiste su genio?

Desde mi punto de vista Benjamín es el último de los judíos alemanes, divididos entre su germanidad y su judaísmo, entre Alemania y Palestina. A diferencia de Scholem, que se radico en Palestina para consagrarse a la restauración de una teología exclusivamente judía, y de Arendt, que se radicó en Estados Unidos para reflexionar políticamente sobre un mundo amenazado por el totalitarismo, el permaneció en Europa para asumir su grandeza y su derrota. Benjamín es para mí la última figura del judío errante, marginalizado por dos mil años de exilio y de búsqueda, de correcciones y de comentarios, de ilusiones y de desilusiones. El no sabia de que texto agarrarse, que oración pronunciar ni que canto componer; el no sabia si la historia tenia un sentido. Nos preguntamos mucho sobre el judaísmo o sobre la condición judía. No nos preguntamos suficientemente sobre la estela de Kafka o de Benjamín, sobre lo que seria un mundo sin judaísmo, sin judíos, sin su Dios. No nos preguntamos sobre el vacío que forma en el corazón del judío asimilado, no sabiendo de donde vienen, ni a donde va. No nos interrogamos suficientemente sobre la supra o sobre la infra condición judía –Levinas hablaba de in-condición– cuando esta no se aferra mas que a recuerdo que son mas desconcertantes que atrayentes. Benjamín no era ni un judío asimilado ni un judío comprometido y es su judaísmo lo que me interesa. El estaba entre los dos –quizás el judío por excelencia. Por otro lado, se encontró atrapado en la tormenta de un drama histórico que determina desde entonces el destinado de la humanidad y de su pensamiento. Después de Auschwitz, no dejare de repetirlo, la cultura, la filosofía el arte no serán mas lo que ellos eran antes. Con Benjamín ellos no lo son ya más.

¿Porque veía Scholem en el una predilección por lo divino?

Porque Scholem no podía concebir el hombre sin otorgarle una disposición para lo divino, porque había discutido largamente este problema con Benjamín y porque no podría recibir el ‘nuevo pensamiento’ que todos buscaban en esa época en los rastros de Cohen y de Rosenzweig, sin que este sea teológico, mismo judaico. Benjamín se empecinaba a dar a sus consideraciones y a sus variaciones un sesgo dialéctico. Sufría fuertes presiones de sus amigos Adorno y Horkheimer, los que mas tarde liderarían la escuela de Frankfurt, para inscribir sus consideraciones bajo el registro del materialismo dialéctico, es decir, identificar las contradicciones que minan la realidad y fundarse en ellas para generar una realidad nueva. Scholem se entristecía al ver que Benjamín –del que puede decirse que estaba rodeado de relaciones por lo menos contradictorias – sucumbía a presiones materiales, amorosas, ideológicas que inhibían su vena teológica. Mas tarde, en sus Tesis sobre la Historia, Benjamin se liberará de su corsé dialéctico para darnos luminosas intuiciones religiosas.

En la introducción al libro usted hace referencia a una legenda rabínica, y compara Benjamín con uno de los héroes de esta legenda, ben Azai. ¿Por qué?

Ben Azai es uno de los cuatro sabios que accedieron al paraíso del conocimiento, sin que nadie pueda decir que es lo que buscaron o que encontraron. De los cuatro, solo Akiva, el maestro paradigmático del judaísmo fariseo, habría salido indemne –aunque luego se comprometiera con una desventura mesiánica y sufriera una muerte horrible. Elisha ben Abuia sufrió una alteración de su ser, renegó de su raíces y se arranco de la comunidad de Israel, para ser designado para siempre como ‘el otro’. Los otros dos, ben Zoma y ben Azai sucumbieron a la falta de sentido o al exceso de sentido de su visión. Ellos se han equivocado terriblemente. No sé sobre que, no sé porqué. Uno de ellos habría enloquecido, el otro se habría quitado la vida. La interrogación sobre el extraño destino de de esos cuatro sabios entre los mas prestigiosos del farisaísmo no ha cesado. Se puede continuar a dar vuelta este midrash en todos los sentidos. Diré solamente que ben Azai nos ha dejado el recuerdo de un ser etéreo, de una bella alma, demasiado puro para comprometerse con este mundo, no diferenciando entre el cielo y la tierra, las cosas materiales y las del espíritu, lo sagrado y lo profano. El no estaba arraigado en las duras realidades de los hombres, no estaba casado. Sin raíces en el futuro, no podía cultivar sus raíces en el pasado. El no sabia donde estaba. Benjamín se maravillaba de los ángeles que nacen por miríadas para cantar su canto delante del Eterno y desaparecer, y se protegía del pequeño jorobado que pesaba sobre el, impidiéndole desenvolverse en este mundo como el lo hubiera querido. El lector descubrirá en el libro el midrash sobre los ángeles y el canto sobre el pequeño jorobado.

¿Porque haber intitulado el libro ‘El sueno de vivir’?

Benjamín nos arrastra a consideraciones sobre el sueño y la vigilia que provocan vértigo. Nosotros evolucionaríamos en un mundo que a sido soñado para nosotros o que constituye un sueño de no se sabe que espíritu. Igualmente, nosotros no viviremos sin acariciar un sueno para las generaciones a venir. Por otro lado, no pasa un día en el que no nos despedimos de una ilusión, saliendo de un sueno para rebotar en otro o para perdernos en una pesadilla. Benjamín adivinó detrás del esquema del sueño y de la vigila –que vibra tanto en nuestras vidas– un patrón mas determinante de lo que se piensa. El recurre de buen grado a la noción de fantasma más que la de mito para restituir la textura onírica de la vida. Ganaríamos mucho–hablando existencial y psicológicamente– si consideramos la vida como un sueño milagroso, entre el ser y el no-ser, un moho fértil del que nacen y mueren una multitud de pequeños fantasmas animados por deseos, anhelos o remordimientos. Las consideraciones de Benjamín sobre el sueño y la vigilia no son sino una ilustración entre muchas otras, de su intento de sacar el pensamiento humano de los senderos conocidos y encaminarla hacia vías prometedoras de sentido para el mundo a venir. Benjamín debe ser considerado como el primer pensador post-moderno…Sin embargo yo hesité entre dos títulos. El que fue desechado –El ángel jorobado– apuntaba a restituir el personaje de un ángel sobre el cual pesa una joroba de la que no llega a desembarazarse.

Al termino de su periplo por la obra de Benjamín, usted dice que no puede decir nada certero sobre el salvo que ‘su anhelo de darnos una filosofía nueva no ha sido alcanzado’.

Benjamín ha conocido el destino que seria en más aquel de todo pensador desbordado por las ciencias, sus técnicas y sus incidencias sobre la religión, la ética, el arte, la comunicación. En los últimos decenios, cuando ella no nos engaña, la filosofía chochea o sermonea. No se sabe que pensar, no se sabe que decir, no se sabe que creer. Salvo debatirse con un Dios cada vez mas silencioso, desesperante y pertinente. Benjamín fue uno de los primeros pensadores que se marginaliza, que escribe artículos por encargo sobre esto o lo otro, que toma notas que no se sabe como organizar, que colecciona citas que a menudo dicen mejor de lo que podría jamás decirse. No se es marginal por vocación, sino por destino. Se recorre las calles y los libros, se tantea en el claro-oscuro. No es solo el judío que vagabundea, es el hombre. No esta mal, ello nos protege de las grandes y mortíferas ilusiones colectivas. Las grandes intuiciones filosóficas están ocultas en los diálogos socráticos que no tienen resolución, los midrashim que no tienen solución, los aforismo nietzscheanos que no tienen conclusión, y ahora las iluminaciones de Benjamín que solo se prestan a su montaje. Debemos sonar para vivir, pero para sonar, debemos leer, ver, sentir, escuchar. Benjamín no ha cesado de leer y de comentar sus lecturas, de tener y comentar sus visiones, de apasionarse y de comentar sus pasiones. Sino, nos precipitaríamos a una pesadilla.

Publicado originalmente en L’Information Juive, 7-nov-2007. Versión castellana autorizada por el autor.