La Abeja y el Economista: economía cognitiva, crisis y alternativa

Yan Moulier Boutang, L’Abeille et l’économiste, Carnet Nord, Paris, 2010,

Yann Moulier Boutang es economista, profesor universitario, activista político y editor de la revista Multitudes, cercana al pensamiento de Tony Negri y al post-fordismo italiano. Ha publicado entre otros, una biografía de Louis Althusser, estudios sobre la formación del capitalismo y la economía esclavista, y sobre el capitalismo post-industrial. La originalidad de su enfoque consiste en reconocer los cambios estructurales en la forma de producción y de organización económica ocurridos en los últimos años, tratar de desarrollar un análisis ‘materialista’ (aun cuando se aparte de las conclusiones que Marx extrajo de sus estudios del capitalismo industrial naciente del siglo xix) de esta nueva situación, y finalmente, al igual que Negri y sus discípulos, derivar las conclusiones políticas que este análisis indica.
Su ultimo libro se titula L’Abeille et l’économiste (La abeja y el economista), y tiene como tema central la crisis económica desatada a partir del año 2007, inicialmente en los EEUU, y posteriormente en Europa y con menor gravedad en el resto del mundo industrializado. El libro comienza con una fabula sobre la relación entre las abejas y la economía agrícola. La fabula es una referencia al famoso ensayo de Bernard Mandeville The Fable of The Bees: or, Private Vices, Publick Benefits (1714), una presentación y defensa satírica de la economía capitalista y del individualismo. YMB adopta el mismo estilo literario para ilustrar el concepto de polinización, concepto que constituye desde su punto de vista un aspecto central de la economía post-industrial ó cognitiva. Según la fabula, un agricultor vive en la vecindad de un apicultor, y entre ellos se establece una relación de amistad y de intercambio informal de productos y servicios. A la muerte del agricultor, uno de sus hijos se hace cargo de la dirección de la empresa, y entre otras medidas de modernización, pide al apicultor que pague por el uso que sus abejas hacen de los frutos y las flores en sus predios. A esto el apicultor hace una contra-oferta. El esta dispuesto a pagar por el uso de los predios, si el agricultor paga por el fruto de la polinización. Llegados a este punto, ambos deciden volver al régimen anterior. YMB no lo dice en la fabula introductoria, pero el impasse refleja la dificultad de conciliar dos formas de producción diferentes: a) una economía de producción basada en el modelo de input/output; b) una economía de contribución (o polinización), que corresponde a las nuevas economías emergentes en los países desarrollados (EEUU, Europa, Japón, etc.), a los que YMB denomina ‘países del centro’.

Los primeros dos capítulos están dedicados a la finanza. El capitulo 1 hace una historia de la finanza en el contexto del capitalismo naciente, su desarrollo a fines del siglo xix y comienzos del siglo xx, la aparición del estado benefactor (welfare state), hasta los comienzos de la reacción neo-liberal de Tatcher y Reagan. El interés mayor de esta sección es que YMB rechaza las posiciones moralistas que ignoran o minimizan el rol de la finanzas en el funcionamiento de la economía. Al contrario, trata en general de desarrollar una teoría materialista del desarrollo de la finanza.

El segundo capitulo esta dedicado a una sucinta historia de la crisis del 2007. El análisis en este capitulo se resiente de una cierta falta de precisión en los conceptos financieros y contable empleados. Esto en parte puede deberse a la brevedad del capitulo, 24 paginas en total, pero tambien al hecho que YMB es un economista universitario sin experiencia practica en la finanza o la economía practica. En todo caso, YMB mantiene su rechazo a las posiciones de tipo moralizantes, tratando de entender la crisis en su relación con el conjunto de la economía. No son las ganancias multimillonarias de los traders lo fundamental, sino la razón por las cuales la economía de tipo financiera remplazó a la economía bancaria y a la economía idustrial tradicional, y las razones profundas por las cuales una parte mayoritaria de la población de los países del centro se encuentra formando parte de la economía financiera, ya sea directamente por la posesión de portafolios de valores bursátiles, o indirectamente por la vía de los fondos de pensión y compañías de seguros.

En el capitulo 3, YMB retoma el análisis sistemático del capitalismo cognitivo como nueva economía de producción. Lo más interesante y original de este capítulo son las observaciones sobre la inestabilidad propia a esta forma de producción, que no se deja reducir a la forma tradicional del trabajo asalariado, característica del capitalismo industrial. De allí la invención de nuevas formas de remuneración (“stock options”), para integrar una mano de obra altamente calificada y sus conocimientos inmateriales con la empresa. Esta misma situación se refleja en las discusiones sobre la propiedad intelectual, su reforma, su defensa contra la piratería, etc. YMB muestra que en el fondo, la propiedad intelectual puede ejercerse sobre lo que el denomina INMATERIAL UNO, es decir, aquello que puede ser codificable. Sin embargo, lo que es constitutivo del capitalismo cognitivo es lo que denomina INMATERIAL DOS, que es justamente no codificable, no repetible, y que consiste en hacer un uso inteligente del INMATERIAL UNO (ver pag. 149-150).

El cuarto capitulo esta dedicado a las conclusiones políticas, y lleva como titulo ‘¿Podemos superar el Capitalismo?’. YMB rechaza la opinión que la crisis actual señala una crisis terminal del sistema capitalista. El diagrama (ver paginas 188-189) siguiente resume las posiciones del libro, y es util referirse a él cuando consideramos sus conclusiones.

YMB presenta dos alternativas. La primera es un sistema inestable, con crisis periódicas, similares a la actual. La segunda, podría denominarse un ‘New New Deal’, y es de hecho una propuesta social-demócrata para el siglo xxi aplicable a los países del centro (los países ‘del sur’ tienen una problemática diferente, en todo caso, no son parte de la discusión de este libro). Consiste aparentemente en el reconocimiento de tres esferas sociales: el sector de la economía de producción, predominantemente de bienes inmateriales, e industrial con una base mas ecológica, que coexistiría con un sector basado en la lógica del don, cuya misión fundamental es la gestión de la ‘biosfera’ y la ‘noosfera’, el primer ámbito correspondiente a las preocupaciones de tipo ecológico, o al menos, a parte legítima de estas reivindicaciones, mientras que la ‘noosfera’ correspondería a las actividades necesarias para la reproducción y mantenimiento del tejido social (este sector coincide con lo que Habermas denomina ‘mundo de la vida’, en oposición al ‘sistema’ que constituye la sociedad en tanto entidad económica). La ‘noosfera’ constituye tanto la reproducción física de la sociedad (especialmente a nivel del ‘care’ [cuidado] y de lo afectivo), como lo cultural y artístico. El tercer sector, es el sector público. YMB critica la excesiva transformación del sector publico a imagen y semejanza del sector capitalista (privatizaciones, tercerizaciones, etc.) ocurrida en las ultimas décadas, sin por otro lado proponer un retorno al estatismo prevaleciente en algunos países europeos, Francia en particular, en los años que sucedieron a la Segunda Guerra Mundia.
Esta transformación no es simple. Como observa YMB, una industria más ecológica, probablemente tenga tasas de rendimiento inferiores a las de la actual industria expoliadora del medio ambiente. ¿En tal caso, como financiar estas nuevas industrias y actividades?
Antes de retornar a las propuestas de YMB, hay que examinar con un poco mas de detalle la idea de una industria de producción de menor impacto ecológico. El impacto ecológico incluye una multitud de temas, entre otros, el impacto energético (que se traduce en el aumento del CO2 en la atmosfera, uno de los principales causales del efecto invernadero), impacto que a su vez se distribuye en la extracción de las materias primas, su transporte, la fabricación del producto, su transporte, y en muchos casos, la energía relacionada con su uso. Pero el impacto energético, aunque el más popular en las discusiones actuales, no es el único. El uso de agua, en la agricultura y en los procesos fabriles, aun aquellos considerados ‘verdes’ no es menos importante. La utilización de solventes y otros productos que impactan la biosfera, constituye otro. En resumen, el problema del impacto ecológico es sumamente complejo, y sus soluciones lo son también. En todo caso, no se reduce a la idea pueril que el consumo de productos orgánicos (sin pesticidas, nitratos o antibióticos) es el modelo de solución para una producción que sea masiva, eficiente y al mismo tiempo del menor impacto ambiental posible.
Independientemente de las soluciones adoptadas, la modificación de los procesos o su substitución por otros nuevos requerirá grandes capitales, tanto para investigación, para su desarrollo (I+D) como para su implementación concreta. YMB descarta la posibilidad de una inversión pirvada dado que la rentabilidad de estos no es conocida. Respecto de la inversión de recursos estatales, esta se dificulta en la actual conyuntura por el endeudamiento de la mayor parte de los estados del centro. Aunque existen otras alternativas, la YMB que parece preferir es un cambio en la norma de gestión financiera, que consistiría en la preservación del capital, no en la maximalización del retorno (p. 206). Para hacer funcionar esta definición, YMB utiliza una acepción amplia de la noción de capital, como lo demuestran los dos ejemplos que siguen directamente la introducción de esta noción de nuevo concepto de gestión. El primer ejemplo, analiza el crecimiento industrial de China y observa que, sin contamos el costo de la destrucción ecológica, el crecimiento Chino no superaría el 3%-4% anual. El segundo ejemplo analiza los costos ecológicos reales de la cría de cerdos en Bretaña. En ambos ejemplos esta claro que YMB incluye en la noción de capital los costos ecológicos de una actividad productiva, las externalidades negativas, aun en aquellos casos que los cuales el productor directo no esta obligado a asumirlos. La posición de YMB en el tema ecológico es moderada, y reconoce que existen, especialmente en el Sur, necesidades que no pueden por el momento ser satisfechas por otra vía que la desforestación y la explotación intensiva de recursos naturales en forma ecológicamente ineficiente. El principio de la gestión de capital que YBM propone parece ser más bien un principio regulativo. No se trata necesariamente de un imperativo que propone imponer al sistema financiero existente.

Para generar los recursos que esta transformación requiere, y para financiar el sector público y la gestión de la noosfera y de la biosfera, YBM propone modificar la fiscalidad, y remplazar las modalidades existentes (impuestos directos al salario y las ganancias, impuestos indirectos al consumo, y otras tributaciones varias) por una tasa sobre las transacciones financieras. Esta idea es una modificación de la propuesta hecha por el economista Tobin, que apuntaba sobre todo a tributar las transacciones internacionales de tipo extra-territorial (offshore) para generar recursos para programas de desarrollo en el Sur. YTM propone un impuesto del 0.5%-1% sobre todas las transacciones, sin ningún tipo de progresividad, sean bancarias, bursátiles, o de cualquier otro tipo. YMB dedica un número importante de páginas a defender este concepto, en particular la falta de proporcionalidad (más aparente que real, ya que los más pudientes efectúan con seguridad más transacciones y por valores más elevados). Hay algo que choca, como bien lo hace notar YMB, la sensibilidad democrática en la falta de proporcionalidad, pero según el, se trata de un prejuicio. Se trata según él de un impuesto más realista, puesto que se aplica a la cadena de valor y cuanto esta cadena de valor esta mas extendida, mayor será el impuesto.

YMB propone este impuesto en remplazo de los actualmente existentes. En el libro esto no aparece tan claramente, pero en un articulo especialmente dedicado al tema, esto esta explícitamente discutido (Yann Moulier Boutang, Taxe carbone ou taxe pollen?: Pour une taxation de tous les flux financiers et monétaires, Multitudes, No. 39, pp 14-21, accesible en internet en: http://www.cairn.info/revue-multitudes-2009-4-page-14.htm). En todo caso, la posibilidad real de un impuesto de esta naturaleza y la validación de la hipótesis que puede generar los recursos que los impuestos conocidos y habituales no han podido generar tiene que ser demostrado con más rigor. En el caso Argentino, donde la bancarización es baja, y donde el pago en efectivo sigue siendo corriente, especialmente en el caso de transacciones inmobiliarias, este impuesto coexiste con los tradicionales, y aun con un impuesto a la exportación, inédito en otros países. La totalidad de estos impuestos solo alcanza a generar un excedente relativamente modesto en el presupuesto del estado. Dificil pensar que el solo podría llenar los cofres. Es posible sin embargo que en otros países más bancarizados y con mercados de valores más dinámicos la situación sea diferente.

Relacionada con la idea de la noosfera, YMB propone también la idea de un ingreso asegurado mínimo para toda la población, independientemente de si trabajan o no en una actividad convencional. ‘Si la producción de riquezas es la polinización, mal medida por los indicadores actuales, el ingreso asegurado mínimo es un ingreso que no se refiere al individuo en tanto que tal, a sus competencias particulares, sino a sus facultades de colimación y de socialización y es por lo tanto atribuible a todo el mundo’ (p. 225; traducción propia). En el modelo actual, por el contrario, muchas veces lo que se denomina salario es una ‘renta sobre las externalidades negativas’, sobre la destrucción ecológica, y por lo tanto es realmente una renta improductiva (p. 226).Existen formas similares a las propuestas por YMB, por ejemplo el empleo público, donde la rentabilidad no se mide en la eficiencia individual del empleado sino en su efecto global sobre la sociedad. YMB no lo menciona, pero esquemas de este tipo existen en ciertos casos en los paises Nórdicos.

En las conclusiones, YMB retoma la cuestión de la factibilidad de sus propuestas, y de si constituyen una salida del capitalismo. En cuanto a la primera pregunta, YMB vuelve a esbozar otras posibles soluciones a la crisis: una guerra mundial generalizada, con destrucción de una parte importante de la población mundial, que permita restablecer el equilibrio ecológico. Se trata de una hipótesis sobre la cual no da muchas precisiones, pero que a primera vista no parece ser muy verosímil. La segunda hipótesis seria una mayor estatización de la economía y la sociedad. Frente a la crisis, y a la deuda creciente, el estado se apoderaría de unos recursos faltantes por la vía de la nacionalización o la fiscalidad confiscatoria. La tercera opción seria la opción de una social democracia reformista renovada, que es la que YMB defiende en este libro. Se trata de una opción que mantiene el mercado, ya que el mercado no es necesariamente el único signo del capitalismo, el sector público puede serlo en forma mucho más marcada. Y sin embargo en la medida en que la maximalización de los retornos no es el único criterio, y se le agrega o se le sustituye en parte el criterio de la preservación de la biosfera y la noosfera, se puede hablar de una ‘salida’ del capitalismo, aun si alguna de sus características son mantenidas. Este razonamiento hace recordar la posición de Marx en el Manifiesta Comunista, cuando define una economía de transición, marcada en su caso por una fuerte fiscalidad, supresión de la herencia, etc. Sin embargo, si mantiene el mercado, no esta claro en que rol. ¿Se trata de un mecanismo de fijación de precios? ¿Y la recuperación de la biosfera, que criterios se aplican, y bajo que mecanismos? En el artículo citado, YMB se oponía al impuesto sobre el carbón, mecanismo propuesto para regular y fijar un costo a la producción de CO2. YMB tiene que mantener contentos a muchos públicos, y trata de hacerlo lo mejor que puede, como un malabarista habil que mantiene varias pelotas en movimiento, sin perder ninguna de vista. Pero es probable que muchos vean sus propuestas poco radicales. En todo caso, un libro importante para leer con atención y discutir.